domingo, 14 de febrero de 2010

Como la clandestina Valerie Neuzil de Klimt.

Los catorces de Febrero quieren dar la impresión, o al menos para nosotros los unicamente enamorados de la vida, de celebrarse al menos una vez al mes. Y es que cuando estas empezando a acostumbrarte de tu asentimental vida mientras paseas por la ciudad con solamente la compañía de un periódico de castañas, te chocas con un escaparate lleno de acartonados corazones y tiernos osos de peluche, y ¡zas! te das cuenta que otra vez cupido es el protagonista durante unas largas 24 horas.
Y es que el día parece no terminar, gente que acompasadamente se cruza en tu camino con cajas envueltas en un precioso papel color vino, que tú sabes que son los bombones de la pastelería más cara, furgones de floristerías que solo pitan para que tu te gires, y por supuesto, esa orquídea que solo puede venir de el amor de un padre.

Que no cunda el pánico, regalate a ti misma un poquito de amor.


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