Pero si tan solo tienes que cerrar los ojos con todas tus fuerzas mil y una veces. También ayuda la Fontana de Trevi, los puentes de París, las cartas a los reyes y soplar las velas de un cumpleaños.
Y si aún no le has visto cruzar la esquina, espera, no te desesperes, confía en ti, y algún día confiarás en él.
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